jueves, 30 de abril de 2009

Los Actos del Poeta (3ra. parte)



Rene la escucha, y contiene las lagrimas. Jamás pensó verla tan vulnerable. Mientras ella le contaba esto, sus ojos negrísimos, se figuraban a Iván y Karla juntos. Tuvo ganas de abrazarla. Toma la delicada mano de su hermanita y la coloca sobre su pecho.

-Te voy a contar una historia. Tengo un amigo que estaba profundamente enamorado de su vecina. Pero el nunca tenía el valor de acercársele. Hasta que un día ella se marcho. Mi amigo se sumió en una profunda soledad, que lo orillo a la locura y a buscas el amor en otros brazos que no le correspondían. Esa locura era el amor guardado y reprimido. Es una locura seductora. Tiempo después se enfermo de tristeza. No hay dolor más grande que no expresarle a la gente lo que uno siente por ella. Y nunca más vio a su vecina...

Karla se vio a si misma en la historia. Ella era el amigo, e Iván su vecina, los otros brazos, el iluso de Mariano. Pero ella tenía una segunda oportunidad. Ella no se enfermaría ni sufriría soledad. No, nunca. La vida a la que tanta ama, le dio una segunda oportunidad. Y lo hará. Dejara a Mariano, al mayor, al dómine, al escandaloso, al débil, al enfermo del corazón, a ese casado cobarde. No siente lastima. Contiene las lágrimas y se levanta. Ha terminado el café. Sus manos siguen juntas.

-Ven, caminemos...

Se dirigen hacia el rió de gente, se sumergen. La luz de los faros y de los puestos ilumina sus cabezas. La multitud los ahoga y forman parte ya de este hambriento cuerpo. Un total silencio entre los dos. Ojala no te quedes con Mariano. No lo hagas. Déjalo ya, corre hacía tu Iván, si es necesario hazlo ahora mismo. Su Iván, el que tanto la soporto, la escucho, la cuido. El que en silencio pensaba en ella. Ese es el camino. Tiene que seguir sola. Mariano no es un buen hombre. Un matrimonio infeliz lo orillaba a buscar a Karla, por que ella es vida. Todo es luz en ella. Sus poses, sus ademanes, tu absoluta lealtad...

-¿Qué dices?.
-Nada...
-¿Qué escribes, poeta?.
-Nada...
-Te he visto escribir mientras yo veía esas pulseras, y te escuche hablar en voz muy baja...
-Estaba escribiéndote una oración y luego la repetí.

Cruzan la calle y se paran frente a la iglesia.

-¿Entramos?.
-¡Como crees! Yo ya no creo en Dios.
-Por favor, fuiste a escuela de monjas...
-No creo en Dios, pero creo en los milagros. Y en la virgen de Guadalupe y en Jesús de Medinacelli...pero tiene mucho que yo entre a una iglesia. La ultima vez fue cuando murió el abuelo...
-Mejor cállate...entremos.

Había misa. El sacerdote los vio entrar. El monaguillo observa a Karla, después a Rene. Sus ojos se posan definitivamente en Rene. La mirada de Rene se pierde entre los altares, los santos, los latones, las estampas, las veladoras. Piensa en la fe de todos aquellos que día a día piden plegarias por un bien. Eso es fortuna. Eso es credo y felicidad, una desesperada esperanza. En la desdicha de lanzar ruegos al cielo. Y ellos son dichosos. Se tiene el uno al otro. Comparten todo(casi). Solo les falta un poco de amor. Y no el amor familiar, el amor filial. Es el amor de decisión, el de poder cambiar las cosas, el de sentir cosquillas. Se toman de nuevo de las manos y el la besa en la mejilla.

Elizabeth esta con un rosario entre sus dedos. Sus rodillas reposan en el piso de su cuarto. Las lagrimas están secas en su rostro, y brillan con la luz de la lámpara.
-Padre nuestro que estas en los cielos...
Recuerda a su hijo de pie junto a ella.
Recuerda a su hija llorando en las escaleras.
Recuerda a su hermana, abrazadas ambas antes de emprender el viaje definitivo.
Recuerda a Rene padre junto a la tumba de sus padres.
Todo es silencio. Su voz impone en el cuarto. Respira tranquila con cierto dolor, necesitamos paz, mucha paz.

Las ventanas se abren violentamente. Pero ella no se espanta. Apenas voltea y ve como las cortinas bailan con el viento.

Rene sigue en el piso, trata de levantarse pero no puede. Un automóvil se acerca y se incorpora de golpe. Se asoma por la ventana y ve como el auto se aleja. Respira profundo. Ve su brazo lastimado y la playera llena de sangre. Ya no tengo que estar aquí.

Karla se levanta de su cama. ¡Dios, que hora es! ¡Las dos! Ni modo, no podía darme el lujo de dormir. Se incorpora y recoge los lentes del suelo. Ve la pantalla de la computadora aún en el trabajo, exactamente en la pagina 46.

2 comentarios:

  1. Que lindo, Gracias por comentar en mi Bloj, al SERCH le debo Dylan y todo lo demás.
    Si te gusta Jose Agustin, que bueno, si no, la narrativa que el maneja es maravillosa y muy didactica.
    Buen Dia.

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  2. Hola.
    Somos un grupo de personas que seguíamos a Maria Amelia, la "abuela bloggera" (http://amis95.blogspot.com/) recientemente fallecida.
    Estamos intentando llevar adelante un proyecto consistente en instaurar un premio con su nombre que iría destinado a las personas mayores que tengan o decidan crear un blog.

    Si simpatizas con la idea, te invitamos a conocernos y darnos tu opinión. Para nosotros es muy importante.

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    Gracias anticipadas y un saludo afectuoso.

    ¿Has sido ya invitado antes? En ese caso, te pedimos disculpas.

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